1919 significó sindicalización, dinamización y huelga para nuevos sectores laborales y profesionales. Entre éstos, los periodistas. En abril de ese año el personal de redacción y administración del periodismo de Buenos Aires constituye el polémico y efímero Sindicato de Periodistas y Afines que rápidamente adhiere a la FORA y asume un perfil obrero muy lejano a la acción mutualista del Círculo de Prensa. Es conocida la huelga que en mayo, y por acción de dicho sindicato en solidaridad con la Federación Gráfica Bonaerense, impedirá la edición del diario La Prensa por más de una semana. Nos proponemos aquí dar cuenta de la dicotomía entre trabajo intelectual y manual que planteó la huelga en los medios de prensa, las representaciones de clase que conllevaba y la percepción jerárquica dentro de la estructura ocupacional que acarreaba entre los periodistas, muchos de ellos indignados por la homologación de su tarea con la de cualquier obrero. Los huelguistas no sólo ponen al descubierto la mentirosa defensa de los periódicos como entidades culturales y no comerciales, sino también los criterios de clase que impregnaban las relaciones en las redacciones, la farsa de la neutralidad ideológica junto al discurso de los sanos principios liberales en la prensa y, sobre todo, la preocupación de los periodistas por no ver rebajado su estatus social más que por asumir una función intelectual en la sociedad.