El escenario político inaugurado luego de la caída de Perón estuvo signado por la permanente inestabilidad política. Varios autores señalaron que el sindicalismo fue uno de los actores que favorecieron la desestabilización de los regímenes semi-democráticos durante este lapso. Se sugiere que este aparente desapego frente a las instituciones democráticas podría explicarse por la naturaleza corporativa de la sociedad argentina, caracterizada por el predominio de la representación funcional frente a la electoral. Por el contrario, creemos que existe evidencia bibliográfica para sostener que, durante la proscripción, dicho factor estructural permitió al sindicalismo ocupar el rol vacante del partido peronista y, con ello, generar un incentivo electoral para la conservación de una democracia limitada.