El objetivo de la ponencia es examinar la evolución del órgano oficial del Partido Socialista argentino (PS) entre la sanción de la ley Sáenz Peña y el golpe de 1930. La historiografía hizo de La Vanguardia una de sus fuentes privilegiadas, aunque hasta el momento no se ha interesado por las formas y procesos materiales que permitieron que el discurso partidario llegara a círculos obreros, foros intelectuales y públicos ampliados, omitiendo un asunto importante para entender el papel que tuvo el PS en la sociedad argentina a principios del siglo XX. En este caso, lejos de considerar a La Vanguardia como un vehículo transparente de sentidos políticos, se tendrán en cuenta los cambios en sus dimensiones materiales y discursivas, destacando la conformación y transformación de la imagen de un tipo específico de lector. Se parte de un análisis del significado y las características del salto industrializador que atravesó el diario en 1913 (nuevos talleres, primera rotativa, etc.), tras el cual los propios socialistas pretendieron 'entrar al concierto de la prensa capitalista' con el objetivo de 'disputar el monopolio de los lectores de la república' (LV, 11/06/1913). El intento de ampliación de su público utilizando estrategias de la nueva prensa popular de inspiración norteamericana no estuvo exenta de tensiones; en particular, el incremento de avisos comerciales en sus páginas desató un debate en las filas partidarias a principios de 1920, que puso de manifiesto visiones alternativas sobre el rol del diario en el partido y del modo de vinculación del PS con la cultura popular.