El siguiente trabajo tiene como objeto reflexionar sobre uno de los tantos aspectos de la militancia del colectivo Lesbianas y Feministas por la Descriminalización del Aborto (LyF), del cual formo parte desde sus inicios, en enero de 2009. Son y fueron muchos los feminismos, el feminismo radical, el feminismo lesbiano, el feminismo libertario, etc. que entre sus postulados alojan, reivindican, la posibilidad de hablar desde la propia experiencia. En palabras de R. Braidotti “el feminismo como pensamiento crítico es un modo autorreflexivo de análisis que apunta articular la crítica del poder en el discurso con la afirmación de formas alternativas de subjetividad” (2000, 143). Producir asumiendo consciente y críticamente las experiencias, vivencias y, especialmente, los posicionamientos políticos, mina de cuajo el edificio positivista que algunos sectores de las ciencias sociales insisten en sostener, y, simultáneamente, hace de la subjetividad un lugar de enunciación posible, e incluso deseable. El carácter político de las producciones en ciencias sociales es una condición de posibilidad ineludible de tal producción. En este sentido, el aporte del feminismo es el ponderar positivamente la explicitación de tal carácter, lo cual suma, desde nuestra perspectiva al potencial político y ético de las ciencias sociales.