Este texto busca entregar una reflexión en torno a las tecnologías corporales, tales como las prótesis y los biosensores, en tanto que medios activos de experimentación vívida. Ellos permitirían el surgimiento de formas de encarnación híbrida como el cyborg, objeto de diversas representaciones artísticas, la cual, además, se ha infiltrado en nuestro régimen normativo social. Hablar de política corporal es, por lo tanto, hablar sobre las tecnologías que incorpora el cuerpo, y como estas permiten investigar su supuesta integridad. Las teorías y prácticas de las artes mediales ofrecen una base fértil para la experimentación alrededor de estos asuntos. Sin embargo, hay también una tendencia a enmarcar la tecnología del cuerpo sólo como extensión material de este, como objetos externos con los que uno percibe. Tales enfoques avanzaron tras las miradas tecnocráticas que niegan o eluden los aspectos materiales y preconscientes de la incorporación tecnológica, y que con esta obra e investigación intentaré poner en cuestión. La clave del argumento que me permitirá recorrer tal camino está en la noción de transculturación dentro del arte-media-antropología, donde finalmente nacen preguntas acerca de las nociones de transfiguración desde el acoplamiento hombre- máquina, una forma subjetiva de sintonía psíquica con instrumentos técnicos particulares. La inserción de ciertos umbrales corporales, por otro lado, permitiría la emergencia de formas de codependencia humano-máquina, donde el cuerpo y la tecnología se afectan mutuamente a través de la disciplina, el entrenamiento y las economías relacionales con la tecnología. Como caso de estudio, ofrezco un análisis autoetnográfico sobre la relación entre individuo y una tecnología corporal artificialmente inteligente. Esto revelaría una corporeidad intrínsecamente híbrida y relacional, que confunde los límites entre lo humano y lo técnico, material e inmaterial, perceptivo y psicológico, consciente y preconsciente.