Las categorías biopolítica y necropolítica se han considerado muchas veces excluyentes y diferenciadas. Sin embargo, observo que ambas categorías son relacionales y complementarias. Achielle Mbembé, con su categoría Necropolítica, refiere a una lógica política de guerra abierta que replica de forma postcolonial en regiones del mundo que tienen ese lastre histórico. La categoría de biopolítica, elaborada por Michel Foucault, es un tipo de política que produce una guerra silenciosa a través de las instituciones sociales, controlando a la población en sus formas de vida. Considero que la concepción de biopolítica y necropolítica deberían situarse más allá del Estado nación, como Hart y Negri proponen con su idea de imperio global y no como Agamben lo propone en Homo Sacer en el que el tipo ideal de la biopolítica son los campos de concentración. Considero que una forma de integrar la noción de biopolítica y necropolítica es con el neoliberalismo. La lógica de bio y necropolítica es la misma: un poder totalitario que se impone por medio del estado de excepción o emergencia, en principio; sin embargo, su efecto es ambivalente pues en diferentes ocasiones produce entre sus ciudadanos una forma de vida controlada y otras veces muerte y asesinato. El Estado también juega de forma ambivalente. Ahí es donde el estado de excepción opera en dos ámbitos. En el ámbito político, el Estado produce guerras globales desde una vertiente geopolítica, pero en el ámbito económico, grandes trasnacionales usan al estado como medio para imponer intereses dentro de los estados nacionales.