En la sociedad cubana actual hay mayor presencia de una economía de mercado la cual ha desencadenado, no solo aumento de las desigualdades económicas sino también sociales. El mercado constituye, con mayor énfasis desde mediados del siglo pasado, el espacio estructurador por excelencia de las relaciones sociales en la sociedad moderna. Sociedad que se ha sustentado en una racionalidad económica mercantil, y esta, al mismo tiempo se ha respaldado en el desarrollo de una institucionalidad social que privilegia la mercantilización de los principales fenómenos y categorías sociales. La religión no ha escapado a las lógicas estructuradoras de la sociedad moderna, pero en tanto institución estructuradora en sí misma, ha evolucionado en estrecha relación con sus lógicas de producción simbólica y material. El presente estudio indagó cómo el funcionamiento de la Santería en dos familias de La Habana, posibilita que se produzcan prácticas económicas informarles, a partir de las redes de relaciones estructuradas por sus miembros en función del desarrollo de las prácticas religiosas. Particularmente al interior de las prácticas religiosas de la Santería, expresión religiosa de origen africano, se sustentan y reproducen patrones de relacionamientos con un carácter económico y mercantil respaldado por lógicas y regulaciones propias, al menos para los practicantes de este sistema religioso. Se contó como punto de partida la concepción de la adaptación de las prácticas religiosas de la Santería a la cultura del mercado, de la visión no solo como conexo de apoyo espiritual sino también económico, de empleo y/o de ingresos.