El aumento de la población inmigrante de origen latinoamericano y caribeño en Chile es un proceso que se ha consolidado en los últimos años. La comuna de Independencia de la ciudad de Santiago ha sido receptora de extranjeros, pues un 31% de su población son inmigrantes, siendo la comuna con mayor porcentaje de nacidos fuera del país, según Censo 2017 (INE, 2018). Los residentes inmigrantes generan cambios culturales y sociodemográficos pero también cambios físicos en el entorno, produciéndose un sincretismo socioespacial en una comuna que se caracteriza por construcciones antiguas y patrimoniales, siendo hasta hace unos pocos años una de las comunas más envejecidas en el país. Frente a esto se busca estudiar los cambios culturales, sociodemográficos y espaciales que enfrenta los territorios reconocidos como patrimoniales dentro de la comuna de Independencia con el aumento de la inmigración. Para ellos se utiliza los censos de población 2002 y 2017 y entrevistas semiestructurada a chilenos y extranjeros. Como conclusión se destaca el cambio sociodemográfico, consecuencia de esto transformaciones en las maneras de habitar y ocupar el territorio. La migración implica una resignificación de los espacios, sentidos de pertenencia y arraigos. Los cambios culturales han producido reticencia en la población principalmente adulta mayor, pero que los jóvenes ven como una oportunidad para generar espacios multiculturales. Sin embargo, la relación vecinal entre chilenos e inmigrantes en el barrio es casi nula. A pesar de ello, la alteridad se conjuga en las prácticas cotidianas de los habitantes de la comuna.