Siglo XXI y es común felicitarnos por el hecho de que la violencia de género haya alcanzado la categoría de “problema social”, ahora podemos advertir el paso adelante dado gracias al creciente compromiso de los organismos públicos y los medios de comunicación en su visibilización. Hablo de género y no de la categoría “mujer” como unitaria porque la presente ponencia apunta a un estudio de la respuesta punitiva del Estado desde una mirada interseccional. Todavía no sabemos lo suficiente acerca de cómo delinean las experiencias de las mujeres sus relaciones de clase, raza, sexualidad, edad, etc, ya sea como autoras de delitos, como víctimas o como parte del sistema de justicia. Del mismo modo, quiero reflexionar sobre la posibilidad de alejarnos de los falsos universalismos que pretende el concepto “violencia contra la mujer” y, a cambio, optar por el plural de ambos sustantivos “violencias contra las mujeres”, así podremos establecer un vínculo entre las diversas manifestaciones de la violencia de las que podemos ser víctimas las mujeres. Es importante señalar que la identidad sigue siendo un lugar de resistencia para las personas de muchos grupos subordinados. En este sentido, y sólo por cuestiones formales, acotaré el presente trabajo a un grupo en particular: las trabajadoras sexuales.