Desde los primeros tiempos de la fotografía, los fotógrafos se dieron cuenta que podían prestar sus servicios directamente a las personas. Este llevó a la creación de los “Salones de Daguerrotipo” tirados por caballos y luego evolucionados a unas carpas-cuarto oscuro más portables que permitían fotografiar en el exterior. A medida que avanzó la tecnología, estas carpas mutaron en una caja más pequeña que combina cámara y cuarto oscuro, que les permitió trabajar en cualquier lado. Esta portabilidad le otorgó versatilidad y dio origen a la fotografía instantánea. El siglo XX encontró a nuestro país con condiciones de trabajo precarias y con la llegada de miles de inmigrantes quienes encontraron en el oficio ambulante su forma de vivir, en un mercado emergente y lejos de la formalidad de los estudios fotográficos, estando al alcance de la clase obrera. Establecidos en una plaza o caminando por los barrios, la labor del fotógrafo minutero es importante para el desarrollo de nuevos significados y usos de la fotografía, sabiendo adaptarse a lo largo de los años. Desde sus inicios hasta nuestros días, la profesión del fotógrafo minutero evolucionó muchas veces, pasando por el polaroid hasta las impresiones digitales en nuestros días.