La presente ponencia está dirigida a problematizar y desnaturalizar las representaciones sociales construidas alrededor del UBA XXII, y su potencial de formación universitaria a personas en contexto de encierro, y la realidad cotidiana de quienes asistimos a dicha formación. Se presentan dificultades que, lejos de generar un \"ascenso social\" dentro de las pésimas condiciones de reclusión, generan practicas de disciplinamiento y hostigamiento constante, donde el asistir al CUE, es vivido por las estudiantes como un \"castigo\" hacia ellas por parte de la Institución S.P.F, ya que deben resignar ingresos laborales, chantajes etc. Aparecen así lecturas personales que analizan el estudiar como \"grito de rebeldía\" y un \"espacio de libertad\" donde se negocia y pelea con la opresión que ocurre aulas hacia afuera dentro del penal. La Universidad se presenta a las estudiantes en una doble fachada: gratuita para el afuera y paga para el adentro de la cárcel.