La reconfiguración del campo de la seguridad exige el desplazamiento desde las policías, como instituciones acabadas con funciones en concreto, hacia lo policial, como un campo de disputa de definiciones, en las que conviven actores múltiples y donde la institución policial ya no gobierna en soledad. La traducción de estas tensiones en el plano de la realidad lleva a que coexistan en los planes de gobierno estrategias que encuentran su fundamento en vocabularios de motivos disimiles, incluso contrapuestos. Los modos de actuación que pretenden comprometer a las comunidades en la generación de escenarios más seguros irrumpen en estos escenarios, pero surgen de la intuición de los gobernantes de que la sociedad espera ansiosa la convocatoria a participar, teniendo en cuenta que el éxito de este cambio está atado a la recepción y la movilización por parte del colectivo interpelado. Por lo tanto, la percepción de la comunidad respecto a la seguridad es un elemento que ha de ser desescombrado para poder proyectar el éxito o el fracaso de las estrategias sociocéntricas. El presente trabajo apuntará a tratar de construir un indicador demoscópico a ese respecto en la ciudad de Rafaela, para ver si el cambio en las lógicas de actuación de las policías que se estructuran a partir de la expectativa de participación de la comunidad pueden tener éxito o si, por el contrario, no serían más que un nuevo intento de esconder detrás del fulgor de la novedad la perpetuación de lo tradicional.