Desde el año 2015, en paralelo al estallido social del #NiUnaMenos, diferentes organizaciones feministas comenzaron a impulsar las llamadas “mateadas de mujeres” en barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires. Estos espacios reúnen a vecinas de esos barrios en encuentros semanales donde se debate y reflexiona sobre diversos ejes relacionados con el machismo, buscando desnaturalizar las formas de violencia machista y proveer herramientas para su prevención, con el objetivo último de organizar a esas mujeres en el feminismo. Retomando la perspectiva de Sara Ahmed acerca de cómo las emociones pueden politizar a los sujetos, en este trabajo se propone investigar acerca de cómo la generación de vínculos político-afectivos en el ámbito de la mateada de mujeres permite construir lazos comunitarios que transforman subjetivamente y habilita la generación de redes de acompañamiento ante casos de violencia de género. Consideramos que la generación de redes comunitarias de acompañamiento tienen una gran potencialidad, especialmente en barrios vulnerables, porque permitirían acompañar en espacios y momentos donde el Estado está ausente en sus responsabilidades primarias.