El fenómeno de proliferación de los grandes negocios inmobiliarios en Vicente López –que derivó en un acelerado cambio del perfil urbano y el entramado social con una marcada gentrificación de las áreas apetecidas por los desarrolladores– se ve acompañado por una estética disciplinada y disciplinante observable en los espacios públicos. Lo dicho se manifiesta en la adopción de formas y colores cercanos de lo que suele denominarse kitch y a los elegidos para ámbitos infantiles. Vimos a Vicente López se llenó de flores diseños geométricos con abundancia de colores llamativos. Por otra parte se limitaron las manifestaciones artísticas populares realizadas mayormente por jóvenes y más vinculadas a la expresión del territorio y de sus características naturales humanas y sociales. Es el caso de murales callejeros, de destacada calidad artística, destruidos por decisión de las autoridades municipales y reemplazados por obras de artistas contratados por la municipalidad que repiten formas y colores por doquier. Planteamos que tales manifestaciones artísticas, cuyo comitente es el gobierno municipal, tienden a invisibilizar los conflictos sociales generados por un cambio urbanístico producido por el motor de los negocios y a expresar, en cambio, la instalación de orden, progreso y felicidad que supuestamente vinieron a traernos quienes quieren “desarrollar” Vicente López.