La presente ponencia propenderá a indagar sobre los costos de oportunidad gnoseológicos que, para los estudios de género, supone la determinación y estipulación de teorías sobre tal materia y la sexualidad en virtud de los condicionamientos culturales, simbólicos e incluso políticos que el formarse parte de una comunidad epistémica puede suponer. El presente trabajo argüirá que, dado que las comunidades epistémicas son por definición una entidad que siempre habrá de regir la labor científica, las restricciones metodológicas y científicas para la creación de nuevos paradigmas, ideas reguladoras de la razón y de ciertos campos de estudio (verbigracia, los de género) se encontrarán inexorablemente presentes. Sin embargo, este trabajo sostendrá que en la medida de que las comunidades epistémicas sean más democráticas y permeables a un constructivismo deliberativo, las mentadas restricciones gnoseológicas podrán ser amalgamadas considerablemente, dando lugar a la emergencia de nuevas doctrinas.