Los cambios que ha tenido la política de vivienda en México, permiten afirmar que se transitó de un ámbito de interés social a uno de naturaleza económica, toda vez que en el último decenio el Gobierno utilizó los programas de vivienda de interés social con el objetivo de dinamizar la economía, más que de contrarrestar los índices de marginación. A partir del caso de Morelia, como ejemplo de ciudad media en México, se analiza cómo el proceso de desregulación del organismos encargado de la Política de Vivienda, el INFONAVIT, le confirió a empresas privadas un papel relevante en materia de desarrollo urbano, ya que, a través de la disponibilidad de créditos, le permitió conducir la política de vivienda. Que bajo la premisa de máxima ganancia, les llevó a adquirir suelo agrícola barato, para edificar extensos conjuntos habitacionales de miles de viviendas sin inversiones en equipamiento. Hoy los efectos negativos son evidentes, grandes costos por desplazamientos han llevado a convertir estos desarrollos en “ciudades dormitorio”, además de propiciar una expansión de la mancha urbana, que acelero el proceso de conurbación y de metropolización, pero bajo esquemas insustentables. La muestra más evidente es que a más de un decenio, las viviendas edificadas y deshabitadas se cuentan por miles y están generando problemas sociales de inseguridad. Sin que los indicadores de bienestar o déficit de vivienda hayan mejorado.