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¿Diversificando o resistiendo? (1950-2010)
Diana Andrea Sotelo.
XXXI Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología. Asociación Latinoamericana de Sociología, Montevideo, 2017.
Resumen
La decadencia del algodón (1953), transformó a la provincia del Chaco (noroeste de la República Argentina) de una provincia que recibía mano de obra a ser expulsora. (Roze, 2007) Esta situación estuvo marcada por el reemplazo de la fibra natural por artificiales y sintéticas y por la caída de la capacidad adquisitiva del salario, significando la quiebra de la pequeña producción algodonera. Brodersohn, Slutzky y Valenzuela (2009) hacen hincapié en la imposibilidad de acumular capital en un sector de productores agrícolas. Refiriéndose a la pequeña producción familiar que continuó con la producción algodonera, debido a la carencia de posibilidades objetivas para encarar otro tipo de producción que le demandarían tierra y capital. Es decir, la consecuencia es que las explotaciones por debajo de las 25 hectáreas de algodón entran en una tendencia progresiva a la descapitalización, con la consecuente compra de predios o arrendamiento de productores fulminados por la crisis. Los productores algodoneros que sobrevivieron a esta situación, comenzaron con un proceso de diversificación aumentando la superficie de otros cultivos no tradicionales. Vendieron algunas maquinarias fortaleciendo el círculo vicioso y acelerando el proceso de descapitalización y disminuyendo sus oportunidades de reingresar al mercado. Además, alquilan las tierras, motivo por el cual la migración hacia centros urbanos se presentan como la alternativa más atractiva para el desarrollo personal. También “prestan las tierras” para pastoreo de animales, entre su círculo intimo, con arreglos informales que resultaron en beneficios económicos a futuros o sosteniendo las redes de contención emocional existente. Algunos, buscaron distintas estrategias para rearmarse en su condición de trabajadores. Los conceptos de multiocupación o pluriactividad cobran relevancia en esta etapa caracterizando a miles de productores con nostalgia de algodoneros. Aparecen un abanico de situaciones, que los encuentra con la ventaja de saber moverse en escenarios nuevos, sin peligro de quedar paralizados. Posicionándose en actividades que hasta ese momento eran consideradas de autoconsumo o marginales. La rentabilidad se corresponde a la iniciativa, perseverancia y creatividad de quienes las realicen, aunque este proceso es lento en el afianzamiento de los nuevos rubros. El proceso de socialización laboral pasa por la constante incorporación del concepto de búsqueda de trabajo o actividad rentable, para “ganarse la vida”. En algunos casos iniciando actividades como la apicultura y la ladrillería. Por lo tanto, la actividad laboral en este período se la puede clasificar de esta manera: Trabajadores urbanos asalariados o autónomos. Productores rurales en distintas producciones. Peones rurales asalariados. En este breve recorrido por la historia laboral de familias, se presentan distintas combinaciones de situaciones laborales, que representan las relaciones de dependencia e independencia con trabajo rural y urbano.
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