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¿De qué hablamos cuando decimos mediana edad? Anatomía del sujeto envejeciente
Sande Muletaber Sandra.
XXXI Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología. Asociación Latinoamericana de Sociología, Montevideo, 2017.
Resumen
La propuesta implica pensar a la mediana edad como una etapa del curso de vida con especificidades que la connotan como un campo de estudio que merece la atención desde las ciencias sociales. Históricamente han sido foco de atención de la investigación en ciencias sociales diferentes momentos de la vida, definiendo a cada “grupo de edad” de una manera más o menos estática, y a veces hasta reificada, como una categoría social homogénea y no como una etapa del curso de la vida (Gastron, 2009) esto sucedía con la infancia y más recientemente con la vejez. El curso de vida puede entenderse como una secuencia de edades estructuradas socialmente que interactúan en un tiempo histórico y en un lugar determinado. Las teorías sobre el ciclo vital son relativamente nuevas, las más tempranas son de la década de los 70 y enfatizan el contexto, la cultura además del crecimiento o declive biológico, así como el papel del individuo en el desarrollo, como ser activo capaz de influir en su trayectoria. El énfasis está dado en la adaptación y la plasticidad “(…)...el curso de vida se refiere a una secuencia de eventos y roles sociales, graduados por la edad, que están incrustados (embedded) en la estructura social y el cambio histórico” (Elder, 2001: 817).Este enfoque constituye una plataforma a partir de la que es posible vincular las vidas individuales y el cambio social, ya que las vidas humanas se viven en interdependencia a partir de relaciones compartidas y es en esas redes donde se expresan las influencias histórico-sociales (Elder, 2002). La mediana edad es un concepto sociológico novedoso, que surge a partir de la constatación del aumento de la esperanza de vida. La población humana ha experimentado cambios importantes en los últimos años (hasta el siglo XIX, la esperanza de vida era de 35 años, y, en apenas un siglo, pasa a 80 años en los países centrales[1] y a 60 en el mundo). El impacto de esta “revolución silenciosa” en los roles de género, en la sexualidad, y en las etapas de la vida, ha modificado la vida cotidiana de las personas y tiene consecuencias a nivel de la vida social. Considerar a la mediana edad como objeto de estudio implica construir una categoría de análisis que posibilita la problematización de una etapa especifica[2] que se configura al constatar el cambio demográfico actual. [1]Según la OMS (2013), 33 países superan la barrera de los 80 años, 160 países tienen una expectativa de vida mayor a los 60 años [2] Incorporando dimensiones más allá de los roles, la interacción y las clases de edad.
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