En esta investigación se realizó un análisis documental de las realidades no visibles en el contexto colombiano, específicamente en el conflicto armado respecto a las violencias padecidas por personas homosexuales, bisexuales y transexuales que han sido víctimas en territorios de guerra del país. Para este análisis se revisaron registros y relatos de víctimas de las organizaciones Colombia Diversa, Caribe Afirmativo, la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas (UARIV) y el informe “Aniquilar la diferencia” del Centro de Memoria Histórica, y la relevancia de estos documentos en la reconstrucción de la memoria sobre la violencia hacia la población LGBT en el conflicto armado, con el propósito de que esta reconstrucción no reproduzca la marginalización de las personas. Esta indagación contiene cuatro objetivos principales que son: identificar los métodos de apropiación de los cuerpos como instrumento de guerra; evidenciar el carácter diferencial de las violencias dirigidas a población LGBT en los territorios de guerra con relación a los otros sectores sociales; analizar los múltiples actores implicados en las violencias padecidas por dicha población y determinar factores claves en la consolidación de un posible escenario de paz para las víctimas LGBT del conflicto armado. Dentro de los resultados obtenidos, se evidencia que las personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas han sido amenazadas, desplazadas, agredidas y asesinadas con el propósito de defender principios morales y mantener un orden social tradicional establecido en los territorios, por lo que se identifica, que los cuerpos de estas personas se han convertido en territorios de guerra y regulación, esta población ha padecido agresiones diferenciales como las violencias correctivas, agresiones sexuales y se encuentran altamente desprotegidos en la esfera interna de sus vidas, teniendo en cuenta el ámbito privado y público. Continuando con lo anterior, las violencias que han sido dirigidas hacia la población LGBT no sólo han logrado naturalizarse frente a los actores armados, sino que también el Estado y la sociedad civil legitiman estas acciones violentas, ha esto se le denomina una circularidad de la violencia, ya que se reproducen las agresión frente a estas personas por sus expresiones de género o sus sexualidades en diferentes espacios. Finalmente, se evidencia una deficiente intervención del Estado debido a no emplear técnicas que diferencien con claridad las orientaciones sexuales e identidades de género de las víctimas en sus estadísticas e informes, ya que esto dificulta el reconocimiento de las necesidades particulares de esta población, como lo son una atención médica y psicológica apropiada, además de acabar con el desconocimiento frente a las temáticas relacionadas con la orientación sexual e identidad de género por parte de sus funcionarios, entorpecen los procedimientos y dificulta la creación de vínculos comunicativos para solucionar sus problemas.