En México, el discurso de la guerra fría se extendió en el periodo de la posguerra, sin embargo podemos decir que era una retórica vacía construida artificialmente, si es que tomamos en cuenta que la fortaleza de la fuerzas “antagonistas” el Partido Comunista Mexicano o los distintos movimientos obreros, carecían de impulso político para activar o calentar la guerra fría local. El reclamo de democratización de las fuerzas sociales y políticas que se fue radicalizando desde mediados de los años sesenta culminará en la decisión de tomar las armas por parte de distintos grupos políticos repartidos por todo el país. Por un lado emergieron movimientos guerrilleros de corte rural que respondieron al progresivo abandono del campo, éstos siguieron la inercia y la lógica de las luchas agrarias de la revolución mexicana. Por otro, los jóvenes que sobrevivieron a la represión desmedida de 1968 decidieron tomar su propio camino armado desde la guerrilla urbana. Éstos últimos desconocieron a las fuerzas políticas de la izquierda tradicional y buscaron su propia organización, al no estar respaldados por esas estructuras tanto el Estado como la izquierda mostraron su desprecio por sus métodos de lucha. Así, carecen del halo místico y romántico del campesino que lucha por una vida más justa, y por el contrario se les vio como los rebeldes pequeño burgueses que se dedicaban a actividades delictivas disfrazadas de acciones políticas. El objetivo del trabajo es estudiar la retórica de la lucha armada urbana a partir del Madera, Periódico clandestino, órgano de difusión de la Liga Comunista 23 (LC23S) de septiembre, la cual se fundó con la intención de funcionar como una especie de coordinadora de todos los grupos guerrilleros mexicanos. “El Madera”, como lo conoció la militancia, tuvo tres épocas; la primera es conocida como “Los viejos Madera”, son cuatro números en cinco documentos (el número 3 está dividido en dos partes), en ellos se delinea el proyecto de conformación de una “coordinadora” guerrillera nacional, al frente de la cual estaría la LC23S; la segunda comienza en 1974, en este momento se concibió al Madera como un órgano de difusión de las acciones de la LC23S, así como de sus análisis coyunturales de la política mexicana e internacional; la tercera y última inicia con el cambio del nombre de “Madera. Periódico Clandestino” a “Madera: Órgano Central de la Liga Comunista 23 de Septiembre”, el cambio de nombre también respondió a una modificación de las estrategias de lucha ante la desaparición y muerte de algunos de los militantes más importantes.