Esta ponencia explora algunas experiencias de las luchas sindicales en su relación con los movimientos sociales no sindicales, tales como el caso de los trabajadores de las empresas recuperadas que luchaban hasta por una cuestión identitaria de clase para su incorporación en el mundo del trabajo, o el caso de la re-apropiación del piquete como herramienta combativa de la lucha social. La reciente recomposición de la lucha sindical en Argentina niega las conclusiones autonomistas respecto a que el histórico rol revolucionario de los movimientos obreros haya pasado a los movimientos sociales de sectores “marginales”. Tal idea surgió inscripta en el pesimismo preponderante de la época de la profundización neoliberal en la década del ’90, cuando regía la idea del ‘fin del trabajo’. A la vez las estafas políticas y las cúpulas sindicales cómplices con los proyectos privatizadores impulsó la fragmentación sindical y la exclusión de la lucha sindical a las franjas combativas que habían resistido el avance neoliberal alfonsinista. Estos procesos llevaron en gran medida a la desarticulación de las organizaciones sociales y políticas de la clase trabajadora. La ofensiva del capital, cuyo objetivo era elevar la productividad y bajar sus costos, apuntaba especialmente al disciplinamiento de la clase trabajadora con el desempleo masivo, la flexibilización laboral y el avance de la informalidad. Esta ponencia enfatiza que la desorganización y fragmentación de las bases sindicales constituyó una debilidad crucial de las luchas sociales que se generalizaron en el levantamiento del 2001. Sin embargo, hubo una relación dialéctica entre ellos: tanto la re-organización de las bases sindicales como también las puebladas y sus movimientos sociales fueron dos caras de la lucha de la clase trabajadora que surgieron bajo y contra la crisis neoliberal. El desafío para la clase trabajadora se decidía en dos procesos históricos: primero, su capacidad de reorganizar las bases combativas del movimiento laboral para enfrentar la fragmentación de la clase, y segundo, la generación de un liderazgo orgánico capaz de llevar adelante esta tarea a pesar de los retrocesos históricos de la clase. La ponencia sugiere que emergió en forma sorpresiva un nuevo sujeto líder de esos procesos en el seno de la clase trabajadora activa: fueron los trabajadores des-sindicalizados, flexibilizados y hasta informalizados. Esta ponencia sopesa algunas de las implicaciones de este fenómeno para pensar las estrategias de la clase trabajadora, con particular atención a las tendencias emergentes.