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CEPILLANDO LA HISTORIA A CONTRAPELO: LA CLASE OBRERA CUBANA Y SU RELACIÓN CON EL MOVIMIENTO 26 DE JULIO EN EL PROCESO REVOLUCIONARIO (1953-1959)
Flavia Salerno.
XIV Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras. Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, 2013.
Resumen
Nuestro artículo se propone analizar el desarrollo autónomo del accionar revolucionario de la clase obrera cubana –tanto en su extracción urbana como rural- examinando su participación insoslayable en el derrotero histórico de su lucha contrahegemónica en la Revolución Cubana. Abocados a reconocer la autonomía integral de las clases subalternas, se asiste a (re)pensar y problematizar el carácter protagónico de la clase obrera, en función no sólo de las condiciones objetivas de la formación socio-económica cubana y los factores subjetivos de la situación revolucionaria; sino también a partir de su relación con el Movimiento castrista 26 de Julio (M26J), erigido como vanguardia política decisiva para la concreción del éxito revolucionario. Para dicha tarea, nos valemos fundamentalmente de los criterios metodológicos de Antonio Gramsci para abordar la dinámica social de la insurgencia popular a partir del despliegue de sus propias formas de lucha capacitadas de influir en el programa político de las clases dominantes. Si redefinir el devenir del desarrollo consciente y subjetivo de la clase obrera cubana incita a reflexionar sobre el triunfo revolucionario en función de un desarrollo particular de la lucha de clases; la confluencia de la acción revolucionaria entre la lucha masiva urbana y el movimiento guerrillero rural no puede concebirse tan sólo desde su capacidad de reacción y/o respuesta al M26J. De allí que consideremos necesario partir del enfoque teórico marxista-leninista sobre la “conducción” de la vanguardia política a la hora de problematizar la relación de los sectores subalternos -particularmente la clase obrera cubana- con la dirigencia de la vanguardia revolucionaria encarnada en el M26J, bajo la figura del indiscutido líder político Fidel Castro. Porque si un sector radicalizado de la pequeña burguesía “encabezó” la Revolución cubana, bajo la conducción de un movimiento de liberación nacional como lo fue el M26J -por lo que historiográficamente se tendió a destacar su importancia-; consideramos tarea obligada reparar nuestra atención en otro hecho de inestimable valor histórico y por ello no menos importante: el rol protagónico de la clase obrera y su relación vis-a-vis con el Movimiento 26 de Julio en el proceso revolucionario cubano. He aquí donde la tarea del investigador consta de encontrar los rastros de iniciativa autónoma de la clase obrera, como germen de la autonomía integral que los grupos subordinados expresan y que sin embargo no siempre se contempla en sus formas teóricas de abordaje.
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