En el contexto de la segunda postguerra, Prebisch (1949) enunció que el crecimiento de los países de la periferia se encontraba condicionado por la tendencia a la caída de los términos de intercambio de los países especializados en la exportación de materias primas y la tendencia a la consolidación de la heterogeneidad de la estructura productiva derivada del carácter asimétrico de la difusión y apropiación de los resultados del progreso técnico entre países centrales y periféricos. Este tipo de enfoque dio lugar al concepto de “heterogeneidad estructural”, que contribuyó a caracterizar las deficiencias y debilidades del proceso de industrialización sustitutiva (Pinto, 1970). Si bien la heterogeneidad es un rasgo propio de toda economía capitalista, su carácter estructural - asociado a la persistencia de las disparidades intersectoriales e intrasectoriales en términos de productividad, capacidades y comportamientos- es lo que distingue a las economías desarrolladas y subdesarrolladas. A partir de los años ‘70, en el contexto de la internacionalización del capital productivo, ciertos autores prestaran atención a nuevas formas de interacción entre las estructuras del centro y la periferia, mostrando como las estrategias de las empresas multinacionales retroalimentan dinámicamente dicha heterogeneidad a partir de coexistencia de un núcleo transnacionalizado y un conjunto amplio de actividades que se encuentra fuera del sector moderno (Sunkel, 1970). Desde inicios del nuevo milenio asistimos a cambios en la configuración de la mundialización y a nuevos desafíos para las economías periféricas. Por un lado, se consolida el proceso de descomposición internacional de los procesos productivos en la industria manufacturera y de deslocalización de actividades a escala mundial. Por el otro, se revierte la caída tendencial de los términos de intercambio de los países productores de materias primas. Estos cambios inciden en el perfil sectorial de la inversión extranjera directa y en la creciente internacionalización de las cadenas de valor, con efectos sobre la heterogeneidad estructural y la especialización productiva. El objetivo de este documento es realizar una revisión del concepto de heterogeneidad estructural abordado por la literatura estructuralista latinoamericana, prestando particular atención a las especificidades propias a cada período histórico. El análisis se centra en el nuevo contexto de la economía mundial, identificando las tensiones actuales en un modelo de crecimiento que enfrenta nuevos factores condicionantes y desafíos para la sustentabilidad de los senderos de cambio estructural de países semi-industrializados como Argentina que reproducen una especialización basada en recursos naturales y la persistencia de una alta heterogeneidad productiva.