Con aproximadamente dos o tres millones de personas desplazadas, Colombia registra la mayor cifra de desplazados internos del hemisferio occidental y, sin duda, constituye una de las mayores del mundo, enquistada desde hace varias décadas. El conflicto armado que asola a su sociedad, principalmente en las zonas rurales, donde apenas hay presencia institucional, ha desembocado en una pugna constante por dichos territorios entre la guerrilla y los grupos paramilitares. La vigencia de este conflicto permite explicar la idea del despojo sufrido y el consiguiente abandono de los territorios por la población, convirtiendo esta suerte de diáspora interna en la denominada población desplazada. La respuesta institucional dista mucho de ser la más óptima, pues por lo general los desplazamientos masivos de las comunidades desplazadas han producido una nueva fenomenología objeto de conflicto en los lugares de recepción, dentro de las propias fronteras del país: aislamiento e inadaptación; marginalidad, y la consecuente invisibilidad de los individuos afectados frente al resto de la sociedad; confinamiento, y conflictividad social. Esta escasa respuesta desde las insttuciones se agrava aún más cuando el despojo y el abandono de la tierra afecta a las comunidades indígenas, no sólo en cuanto a la preservación de sus culturas, sino a las graves dificultades de reubicación, o las pocas o nulas posibilidades de retorno a sus tierras ancestrales. Estas condiciones de miseria, con pocas expectativas de un futuro cierto –cuyo origen básicamente ya ha sido expuesto– ha terminado por convertirse en una situación conflictiva de carácter estructural, necesitada de respuestas en el ámbito de la atención humanitaria, de las prestaciones sociales y, en definitiva, de soluciones estables y duraderas. Hay otros factores que serán explicados, pero que confluyen en las dificultades de los desplazados para huir de la segregación y la guettización. El objeto del presente trabajo no sólo se centra en precisar las causas genéricas que motivan estos movimientos migratorios internos en Colombia, así como sus efectos, sino las diversas respuestas que se pretenden dar a este fenómeno. Para arbitrar medidas de justicia (en las que no son suficientes el simple retorno o los programas asistenciales como técnica de resarcimiento), se deben barajar todos los medios reparadores que estén al alcance –bien a través de la vía administrativa o la vía judicial–, en las que, además, se permita la participación de las víctimas en el arbitrio de tales soluciones.