La conocida POLÍTICA CIENTÍFICA, fue una doctrina generada en México a finales del siglo XIX por un grupo de intelectuales, políticos y periodistas que buscaban enfocar los problemas del país y formular las acciones del estado de una manera científica. Las características principales de esta corriente fueron el ataque al liberalismo doctrinario o “política metafísica” y la defensa de un gobierno bien organizado y constitucionalista que contrarrestara la anarquía dejada por las revueltas a lo largo del siglo. Las teorías de Comte y Saint-Simon hicieron eco en los discursos positivos mexicanos. Esta doctrina fue bien acogida por el gobierno de Porfirio Díaz quien durante su administración llevó a cabo quehaceres encaminados a cumplir con los fundamentos de un gobierno basado en acciones políticas de carácter cientificista. Los intelectuales ligados al gobierno porfirista entendieron a la política como la ciencia de la administración pública y de la organización de la población y su territorio. La producción de estadísticas públicas jugó un papel importante en el desarrollo de este pensamiento y durante el gobierno de Díaz se llevaron a cabo acciones como la creación del Dirección General de Estadística y el inicio de la institucionalización de los censos nacionales con el conteo poblacional de 1895. Bajo el lema “más administración y menos política” la burocracia porfiriana emprendió la especialización de las tareas gubernamentales y con ello la generación de “tecnologías de estado”. La medición de los recursos materiales y humanos se acompañó de la circunstancial formación de expertos funcionarios en áreas específicas del gobierno, la introducción de herramientas para la buena administración y la pretensión de mecanización de los procesos burocráticos entre otros.