Avanzado el Siglo XXI, es innegable la estrecha relación existente entre los medios de comunicación y las democracias. Esta afirmación ha sido desarrollada por teóricos tales como Marshall McLuhan y Giovanni Sartori. El primero explicita en su obra El Medio es el Mensaje (1967), una nueva concepción del medio masivo de comunicación, en la cual el soporte es el mensaje en sí mismo. El segundo autor señala en su obra Homo Videns (1997) que los medios de comunicación generan, influyen y hasta determinan la opinión pública y el funcionamiento de las democracias. Esta relación recíproca entre medios y democracia ha suscitado en mí dos inquietudes. La primera, radica en la participación que tuvieron los medios de comunicación en la construcción de los Estados americanos y años después en la consolidación de sus democracias. Este interrogante me lleva a la segunda inquietud: cómo entender la democracia en nuestra América. Waldo Ansaldi advierte sobre el proceso de construcción de la democracia en América Latina, tanto en el terreno conceptual -qué se entiende por democracia-como en el histórico -cómo ha sido y es ese proceso y afirma: “En nuestra región, tal proceso ha sido parte de uno más omnicomprensivo, el de la formación de nuevas sociedades a partir de la ruptura de la dominación colonial, resuelto como revolución pasiva dependiente (…)” (Ansaldi, E. 2008: 35) Es así que desde la perspectiva de la historia de las ideas, este trabajo indaga sobre el papel de la prensa y su relación con la construcción del Estado a través de la obra del pensador y hombre de Estado venezolano Andrés Bello, afincado en Chile, quien advirtió tempranamente sobre la importancia de esa relación con la redacción del periódico El Araucano y de sus escritos para la construcción y difusión del Estado tanto en Chile como en América Latina.