El presente trabajo pretende analizar la política económica cubana entre los años 1965 y 1970, y aportar algunos elementos al debate acerca de su caracterización. Considerando que se trata de un período discreto de la política económica cubana, y teniendo en cuenta que el mismo se ubica en el momento inmediatamente posterior al célebre debate en torno al modo de llevar adelante la transición al socialismo en Cuba, puede decirse que este recorte temporal proporciona un campo de estudio interesante para observar el modo en que se contrastan la enunciación teórica y la elaboración práctica de algunas de las opciones esbozadas en dicha transición. Avanzando en la caracterización del período, se intenta refutar la idea -sostenida por Carmelo Mesa Lago y respaldada por otros autores- según la cual las políticas económicas adoptadas habrían implicado la puesta en práctica y radicalización del modelo guevarista. En cambio, se establece que, por más que a simple vista y en términos más bien generales se registren ciertas coincidencias con dicho modelo, son suficientes los aspectos en los que las políticas económicas efectivamente adoptadas distorsionan, se distancian o lisa y llanamente contradicen sus postulados. Se procede en primer lugar a un análisis pormenorizado del desarrollo económico del período, haciendo un breve repaso de las etapas y el debate que le antecedieron y sentaron las condiciones para el mismo. En segundo lugar, se da cuenta de las directrices principales del pensamiento económico de Ernesto Guevara, privilegiando el análisis de ciertos instrumentos que -tanto a nivel teórico como a nivel práctico, en su actuación desde el Ministerio de Industrias- fueron elaborados por Guevara en la etapa previa y nos permiten contrastar sus postulados con las políticas adoptadas y con su modo de implementación. Esta contrastación permitirá observar que el carácter “guevarista” atribuido por ciertos autores al período en cuestión contribuye a la confusión y poco aporta a la comprensión cabal del mismo. Por último, se sugiere que dicho emparentamiento está inspirado en el traslado automático de la estructura dicotómica según la cual suele concebirse el debate de los años previos. Tal como habrá de demostrar el período bajo análisis, la realidad proporcionaba más posibilidades que aquellas enunciadas en el debate precedente, y el claro rechazo de una de las posiciones no necesariamente implicaba la adopción de la posición contrapuesta, por lo menos no al pie de la letra ni en su totalidad.