En la década del 80, a partir de la recuperación democrática, diversas manifestaciones expresivas fueron cobrando notoriedad en el campo artístico argentino. Así, por ejemplo, el “ensayo fotográfico” comenzó a tener un singular protagonismo en tanto constituía un recurso visual potente para visibilizar a ciertos sectores sociales, colectivos o minorías silenciados. El presente trabajo se centra en los ensayos fotográficos realizados por Marcos López, Eduardo Gil, Helen Zout y Adriana Lestido sobre lugares específicos de reclusión y marginalidad: los hospitales neuropsiquiátricos. La fotografía y su know how específico pueden considerarse un dispositivo técnico que, desplegado en el ámbito hospitalario, es susceptible de componer, a su vez, un dispositivo disciplinario más abarcativo: la institución, sus profesionales, sus discursos y técnicas. Sin embargo propongo que las intervenciones documentales de los fotógrafos elegidos, lejos de la perspectiva escópica del sistema hospitalario, no contribuyeron a “hacer ver” aquello que se quería destacar en el proceso de individuación del grupo de internos, sino que expresaron en clave estética la densidad y urgencia del drama social que conformaba esa comunidad de expulsados del mundo de los normales.