Preguntarse por el problema de la política en la teoría social postestructuralista tomada como paradigma nos enfrenta inevitablemente a la tensión que se presenta en la articulación entre la acción política capaz de transformar lo social y la disolución del sujeto. ¿Si no hay sujeto, tampoco autores, ni personalidades, ni líderes en el sentido clásico y moderno de estos términos, cuales son las modalidades de acción social y política capaces transformar el curso de la historia? Así mismo, tomando a la teoría postestructuralista, en su emergencia histórica, como un “saber situado” en relación con el activismo político en múltiples ámbitos, y subrayando el lugar ganado en este contexto por la teoría y las prácticas queer durante los años ’80 en relación con lo que Beatriz Preciado describe como una de las escasas revoluciones hechas con lenguaje, drogas, música y sexo, nos interesará ahondar en la relación entre procesos micro y macropolíticos, enfocando en los modos de producción subjetiva, los procesos de creación artístico-cultural y el cambio social. Tomaremos para ello un caso de producción artístico-cultural con manifiesto arraigo político queer de la escena under (y no tanto) de Buenos Aires que nos permita acceder – sosteniendo el supuesto de que se trata de una práctica política tendiente a la modificación de los límites de lo social existente – al análisis de un proceso de producción estético-político-teórico.