En los últimos años, desde las ciencias sociales de la salud, comenzó a discutirse el potencial heurístico de determinadas herramientas que, provenientes de la epidemiología, habían adquirido una posición hegemónica en el análisis de ciertas prácticas como los usos de drogas. Nociones como grupo de riesgo y situación de vulnerabilidad fueron cuestionadas no solo por su carácter estático, sino también porque en términos técnicos, políticos y sociales acarrearon mayores consecuencias negativas que beneficios. En la ponencia presento los principales resultados de una investigación financiada por la Comisión Nacional Salud Investiga que adoptó un enfoque dinámico, procesual y comparativo para el análisis de la vulnerabilidad. Para este enfoque, la vulnerabilidad no se adquiere de una vez y para siempre, sino que depende de transformaciones en las prácticas; hecho que redunda en que se encuentre abierta a todos los grupos socioeconómicos. Específicamente, a través del estudio me propuse analizar los procesos de vulnerabilidad y las prácticas de cuidado en torno a consumos problemáticos de drogas en las experiencias de grupos de jóvenes en espacios recreativos nocturnos en barrios vulnerabilizados y de sectores medios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Para la producción de la evidencia empírica, fueron realizados siete grupos focales.