Los estudios sobre género y sexualidades surgen en Argentina durante la recuperación democrática y comienzan a formar parte progresivamente de programas curriculares en el ámbito de las universidades públicas, hasta encontrarse hoy en una fase de relativa institucionalización. Una de sus características es el vínculo estrecho con el activismo político y social y el Estado, con la voluntad de intervenir en el diseño de políticas públicas. Al mismo tiempo, quienes se desempeñan en este campo –como sucede con los estudios informados desde las distintas variantes del feminismo- a menudo combinan distancia investigativa con compromiso afectivo o político. En este trabajo se analizan estos vínculos y tensiones en la trayectoria de tres investigadoras pertenecientes a la generación de “jóvenes doctores”, que –a diferencia de la generación pionera y la consolidada- ingresaron al sistema científico con posterioridad al 2004, año de inicio de una fuerte inversión estatal en el sistema y de una progresiva profesionalización de la actividad académica. El análisis se centra en a) los cambios en las experiencias militantes desde la formación de grado hasta los primeros años en el campo científico, b) las formas de politización de la vida cotidiana a partir de la reflexividad sobre la propia biografía que propicia el desempeño en este campo.