Internet y la telefonía móvil permiten la constitución de grupos con intereses comunes que potencialmente tienen la posibilidad de difundir sus reivindicaciones con un alcance y una velocidad que casi no tiene antecedentes históricos. Ante esta realidad emergente los cientistas sociales se han involucrado en investigaciones que revelan que se está ante un escenario relacionado con la conformación de la opinión pública que genera interrogantes novedosas. De la euforia inicial, de la cual el libro de Castells Redes de indignación y esperanza es un ejemplo, se ha pasado a una actitud más moderada al constatarse que no todas los intentos de movilización social sustentados en Internet son exitosos. El presente trabajo analiza dos ejemplos uruguayos de movimientos fallidos procurando determinar las razones de su fracaso así como indagar como tanto los integrantes de estos grupos en forma individual como los grupo en tanto tales fueron adaptando su discurso a una realidad que día a día se fue alejando de sus expectativas iniciales de obtener un eco social para sus reclamos.