En septiembre de 2007 se produce la recuperación territorial de la comunidad mapuche Tacul-Cheuque en la zona del ejido municipal de la ciudad de Bariloche (Río Negro, Argentina). El particular emplazamiento del territorio disputado –a escasos kilómetros del centro de la ciudad y en una zona de enorme interés turístico– y el carácter reciente de la formación de la comunidad que sustenta el reclamo, hicieron de este caso una noticia resonante y controvertida para la sociedad barilochense. Sin embargo, más allá de las repercusiones locales y las relaciones que la comunidad fue estableciendo con otros actores –mapuche y no-mapuche–, así como las disputas a nivel judicial que se fueron sucediendo, pretendo centrarme en este caso particular, en el análisis de la dimensión subjetiva e identitaria. El surgimiento de la comunidad Tacul-Cheuque en simultáneo al reclamo por sus tierras abre una serie de preguntas vinculadas a la legalidad y legitimidad de la acción y a la dimensión interna de la organización comunitaria. Es a este último aspecto le dedicaré mayor atención, intentando comprender cómo se construye la subjetividad comunitaria en una familia (extendida) sin experiencias de vida en comunidad y con una inserción predominante en la sociedad no indígena.