A lo largo del siglo XX América Latina ha vivido una serie de procesos políticos y económicos que han contribuido a la creación de una cultura e identidad política de sus habitantes. Colombia, aislado de la región, no ha logrado concretar estos procesos y su cultura política está basada en la creación de imaginarios que la élite política y económica ha mantenido de generación en generación. Estos imaginarios están sustentados en ideas autoritarias inmersas en una cultura facilista que desde los años sesenta se ha enmarcado dentro de la ilegalidad y se ha visto impactada por un conflicto interno que delimita en el imaginario colombiano a la “izquierda” en el país. La desaparición de los “regímenes comunistas” en el mundo ha facilitado la reorganización de las fuerzas políticas colombianas en partidos y movimientos que apoyan la desregulación del mercado con un Estado policivo. La diferencia entre estos movimientos y partidos políticos radica en la visión que cada uno de ellos tiene acerca del papel que el Estado debe tener frente a la “izquierda” colombiana, que se ha constituido entonces el tema del debate político de un país de derecha.