La Ley de Protección Integral de la Violencia contra las Mujeres en los Ámbitos en que se Desarrollan las Relaciones Interpersonales (Ley 26485) delimita tipos y modalidades de violencia, explicitando que la violencia no queda reducida a un hecho físico, sino que abarca también otras manifestaciones. Entre ellas, se encuentra la modalidad de violencia mediática, definida como aquella que se ejerce a través de mensajes y estereotipos que naturalizan la subordinación de las mujeres. Sin embargo, en las políticas de género y comunicación no se profundiza sobre esta modalidad, ya que la violencia de género es representada dentro del ámbito doméstico y privado. En este trabajo intento mostrar que la violencia mediática es la que reproduce y legitima los patrones culturales del patriarcado que conducen al ejercicio naturalizado de otras violencias que efectivamente atentan en forma directa contra la vida de muchas mujeres. Por otra parte, tal violencia mediática se ejerce con mayor eficacia en los contenidos que representan a la mujer en su unívoco rol de madre, promoviendo así las condiciones para desalentar el consenso social, no sólo en la despenalización del aborto, sino también en el legítimo uso del derecho en los casos de aborto no punible.