Durante la década del 70 un sector de las clases medias permaneció distante de la militancia política y no sufrió directamente la represión estatal. Ha sido frecuentemente acusado de “mirar hacía otro lado”, mientras se incrementaba la lista de desaparecidos frente a sus ojos. Pero, atender las prácticas de jóvenes contemporáneos a aquellos que resultaron víctimas de la represión estatal podría ayudar a revertir la idea. “Cambiar el mundo” era una premisa, nacida del Mayo Francés y la Revolución Cubana, para todos quienes eran jóvenes durante los años 70. Cómo se cambiaría el mundo era tema de debate entre los activistas de aquella época. Para muchos el camino de las armas, él que finalmente triunfo, no era el único posible. Muchos jóvenes pensaban que el mundo podía ser cambiado sin recurrir a soluciones radicalizadas. Seguir las actividades de dos jóvenes, de aquellos tiempos, da cuenta de la existencia de otra manera de pensar “cambiar el mundo”. Sin conocerse entre ellos, ambos trabajaron junto a dos sacerdotes de formación jesuita: el Padre Tisera y el Padre Mugica. Actualmente, aquellos dos jóvenes se han convertido en reconocidos líderes sociales que representan diferentes agrupaciones que practican un activismo alejado de la política partidaria.