En este trabajo examino e interpreto por qué el último gobierno militar argentino (1976-1983) promovió por medio de la selección condicionada del financiamiento una serie de películas que ensayaron una visión contradictoria a la del discurso oficial sobre el género y la sexualidad, más aún teniendo en cuenta que la cinematografía es un medio artístico, industrial y comercial partícipe de la cultura de masas y por lo tanto de considerable influencia social y cultural fundamentalmente, entre los sectores populares y las clases medias urbanas. Estas películas que fueron caracterizadas por los periodistas y críticos de cine como sexi comedias, ligeras o picarescas no fueron marginales en la industria cinematográfica ya que representaron casi el 20 por ciento de lo producido en esos años. El análisis que aquí presento pone en valor los aspectos culturales para comprender las tensiones inherentes al modo de organización de la represión política durante la etapa del terrorismo estatal ya que la misma se organizó en la correspondencia entre lo que se ocultaba y lo que se mostraba a la sociedad civil.