Con el objetivo de analizar la relación entre políticas de la alimentación y políticas de la identidad este trabajo propone comparar el caso del maíz transgénico en México y la situación actual del monocultivo de soja en Argentina en relación con las transformaciones en los procesos identitatrios y en la alimentación de sus habitantes. Ambos casos se constituyen como referencias importantes para analizar teóricamente el estrecho vínculo que existe entre identidad, emociones y acción colectiva motivada por cambios culturales, así como el tema de la defensa de lo común y la resistencia frente a las más recientes manifestaciones del poder que se ejerce sobre los cuerpos en las sociedades actuales aparejadas al desarrollo biotecnológico. La entrada de semillas transgénicas al campo argentino y mexicano, considerados históricamente como uno de los “graneros del mundo” y como cuna del maíz, respectivamente, ha tenido diversas consecuencias económicas, sociales y culturales en estos países. Para los objetivos del presente trabajo interesan aquellos efectos relacionados con una política de la alimentación materializada en los cambios en la producción agrícola. La transformación en las pautas de consumo de los habitantes conlleva una serie de posibles riesgos a la salud, mismos que forman parte del complejo entramado de argumentos que constituyen la red de conflicto en la que se inscribe la discusión acerca de los beneficios y consecuencias no deseadas de los transgénicos.