El presente texto se enmarca en un proceso de investigación-acción realizado en el marco de extensión universitaria en cinco liceos de contexto crítico en la ciudad de Montevideo, Uruguay. Aquí, la música y otras expresiones artísticas fueron utilizadas como dispositivos para potenciar la expresión y la participación estudiantil, orientados a incorporar la voz de los estudiantes en la lógicas organizativas, políticas y pedagógicas de los liceos. Tras más de un año de desarrollo, el programa sugiere un potencial para generar espacios horizontales de aprendizaje, donde deconstruir el rol docente como portador de saber - estudiante como sujeto cognoscedor pasivo, y tender a una dinámica donde los objetivos son co-construidos, fortaleciendo el proceso con las iniciativas y saberes de todo los involucrados. Esto permite desarrollar nuevas prácticas pedagógicas en el seno de las instituciones tradicionales, tensionando las prácticas y dispositivos de poder allí insertos. El fomento de la expresión y participación de los adolescentes ha permitido el potenciamiento ciudadano de quienes sufren más duramente los mecanismos de exclusión en el país (por clase, por territorio, por edad), generando procesos de empoderamiento de los sujetos y de las instituciones barriales que se ven igualmente enriquecidas en este curso.