La novelística argentina contemporánea diseña una cartografía con paradójico centro en los márgenes urbanos, los cuales, lejos de ser estrictamente topográficos, fungen como anclaje de bordes que son, también, sociales y culturales. Para su procesamiento ficcional, la literatura ha sabido encarar un fértil diálogo con las ciencias sociales, en cuyos materiales hurga, pero no para acomodarlos en un “escenario a representar” (Sarlo), sino para inocularlos con una voluntad disruptora. La operación requiere una torsión del sistema de representación realista que, sin abandonarlo completamente, toma distancia de un protocolo como el ofrecido por la fundacional \""Villa miseria también es América\"" (Verbitsky, 1957) y pone en marcha, en cambio, una poética del exceso que tensa el verosímil propio del realismo crítico (en especial, a través de la activación de lo sagrado y sus pliegues: lo venerable y lo monstruoso, lo ominoso y la “tangibilidad” de las devociones populares). La presente comunicación se propone examinar el despliegue que el concepto “exceso” ofrece en un corpus integrado por \""La Virgen Cabeza\"" (Gabriela Cabezón Cámara, 2009), \""Santería\"" y \""Sacrificio\"" (Leonardo Oyola, 2008 y 2010) y \""Dame pelota\"" (Dalia Rosetti, 2009).