Con este trabajo se pretende abrir la discusión sobre estrategias de injerencia en el espacio público en colonias marginales en la perspectiva de disminuir la vulnerabilidad de la población ante las prácticas sociales violentas. Las estrategias que se refieren parten del abordaje de un sistema socioespacial complejo y se fundan en una labor interinstitucional e interdisciplinaria para crear modelos participativos de intervención dirigidos a reconstruir el tejido social en diez colonias de la periferia urbana de la Ciudad de México. Se problematiza la carencia de espacios públicos dignos, los instrumentos de diagnóstico de la estigmatización, así como las técnicas de diseño participativo empleadas en el trabajo mencionado. La apropiación del espacio público está vinculada a la capacidad de los moradores de un barrio de identificarse con su entorno físico y social, y con la posibilidad de participar en los procesos decisorios sobre las formas organizativas de su comunidad. El espacio público es un factor determinante de las prácticas sociales y, a su vez, un escenario que las posibilita. A diferencia de los grandes espacios urbanos, los micro-espacios públicos se caracterizan por ser más numerosos, estar cercanos a los lugares de residencia y ser lugares de reunión de la población vulnerable, es decir, de niños cuyo único espacio de recreación es la calle frente a sus casas, personas de la tercera edad que se les dificulta transportarse y jóvenes que suelen ser discriminados en los grandes espacios públicos de la ciudad.