Existe una incongruencia entre la imagen real de la mujer y la que proyectan los medios de comunicación; ya que debe reproducir el estereotipo de la muñeca Barbie. No solo tiene que imitar su fisonomía (ojos claros, piel blanca, cabello rubio, ser delgada, “la rubia que todos quieren”), también una serie de virtudes que “tiene” la muñeca en cuestión: exitosa, seductora, joven, rica. Para muchas mujeres en México y en algunos países de América Latina, la televisión (principalmente programas y telenovelas que se realizan en televisoras grandes como Televisa, TV Azteca, Telemundo, por ejemplo) y las revistas (publicaciones que se especializan en moda como Vanidades, Cosmopolitan, Glamour o las publicaciones llamadas “revistas del corazón”) nos muestran el tipo ideal de mujer que nada tiene que ver con la realidad de nuestras mujeres: de estatura baja y con problemas de obesidad, que ya es considerado un problema de salud pública , tan graves que en algunos países ya rebasó a los sistema de Salud. Con estos estereotipos lo único que se ha ocasionado es que surjan otros problemas graves: anorexia, bulimia, vigorexia, Trastorno Dismórfico Corporal (TDC), trastornos de ansiedad, depresión, baja autoestima, suicidios, entre otros. Los medios de comunicación no permiten conocer la verdadera imagen de la mujer latinoamericana proponiéndonos estereotipos que nada tienen que ver con la descripción morfológica real y lo mismo sucede con los varones al intentar emular a Ken (el novio/galán que siempre acompaña a la muñeca Barbie).