La protección de la infancia en los países americanos se configura como campo de saber desde principios del siglo XX y su emergencia como asunto de preocupación social puede considerarse producto de la convergencia de tres grupos predominantes: el feminismo latinoamericano -llamado “maternalista” por su énfasis en reivindicar los derechos de la madre trabajadora-, la medicina infantil inspirada en la corriente francesa de la Pediatría Social y el Servicio Social fundado en el feminismo burgués estadounidense. La tensión entre estos grupos significó una alta proliferación de conocimientos y especialización de la gestión teórico-práctica en torno a la infancia, contexto catalizador para las políticas sociales entre los países americanos. Esa masificación y sistematización de la producción científica comienza con el trabajo de los médicos (higiene-profilaxis-puericultura) y las trabajadoras sociales, para pronto expandirse a otros actores, como demógrafos, educadores, legisladores; todos disputarán representatividad y autonomía en la creación de esta matriz de conocimientos que recorta la categoría de infancia y, más específicamente, de su protección. La emergencia de estos discursos y las disciplinas que les son acordadas tiene al menos tres condiciones de constitución: primero, que la experiencia infantil apareciera en el horizonte técnico y político de los países americanos; segundo, que se realizaran las gestiones necesarias para instituir la infancia como objeto de estudio; tercero, que se promoviera el interés político-económico de ciertos actores clave para que esto ocurriese. ¿Por qué vías y por qué razones se organizó en torno a la infancia un dominio de conocimiento que se llamó “protección de la infancia”?¿Quiénes fueron los protagonistas de ese proceso? ¿Cómo se han producido distintos discursos cargados (al menos temporalmente) de un valor de verdad respecto a la infancia? ¿De qué modo ellos han sido ligados a ciertos representantes e instituciones? ¿Qué relaciones de poder ellos organizan?