Con el propósito de elaborar a una teoría general que permita explicar cualquier clase de delitos, Edwin H. Sutherland demostró que las explicaciones etiológicas sobre el crimen, ya sea en su vertiente positivista clínica o social, sólo evidenciaban la focalización exclusiva sobre algunos delitos en teorizaciones previas olvidando la existencia de los delitos cometidos por las clases socioeconómicas altas, que sólo podían diferenciarse del resto en función del tratamiento desigual que recibían por parte de las agencias estatales. Recién hacía fines de la década del ´60 y sobre todo durante la del ´70, la criminología (crítica) va a volver, aunque desde una propuesta más panfletaria que productiva, sobre el problema de la criminalidad económica denunciando, implícitamente, que la omisión en los estudios sobre la desviación predecesores, hicieron posible, su impunidad. El punto de partida de la siguiente investigación preliminar consiste en abordar esta reacción diferencial punitiva desde uno de los primeros análisis que retoma este “objeto de estudio olvidado” para luego identificar una “segunda omisión”, en relación al público y los posibles “pánicos morales”, con el objetivo de imaginar en el presente, la alguna respuesta para su no persecución.