Desde los orígenes de la inserción del país en el orden mundial la relación que se ha establecido entre este y el resto del mundo ha dado lugar a un desarrollo asimétrico, el cual ha perdurado a los largo de los años, evidenciándose a nivel internacional y dentro del mismo territorio con marcadas diferencias sociales, relacionadas con la educación, el acceso a diferentes tipos de trabajo, diferentes productividades del trabajo, etc. La globalización ha dado lugar a que los países que interactúan en el comercio mundial puedan acceder a las oportunidades y desafíos que esta plantea, y el hecho de que los participantes se beneficien depende de las condiciones sociales, políticas y económicas que el territorio presenta (instituciones, movilidad, cohesión social), es decir, de su “densidad nacional” (Ferrer, A., 2004). Argentina, históricamente, ha aceptado comercializar en base a lo que las potencias han impuesto como racionalidad económica, especializándose en una matriz de producción primaria. En el marco de esta afirmación se aborda en el presente trabajo la relación entre la forma de inserción del país en el comercio internacional y las características de la estructura social y económica generadas., haciendo énfasis en las desigualdades en mercado laboral producto de una estructura heterogénea, rasgo característico de la economía periférica y del modelo de desarrollo Argentino en el periodo de estudio. Para realizar el análisis planteado en la introducción se realiza un estudio cualitativo de aplicación teórica, respaldado por indicadores cuantitativos referentes a variables económicas y sociales y se definirán los principales conceptos que forman parte del trabajo, los cuales se hayan enmarcados dentro de las líneas teóricas elegidas como fundamentos a lo expuesto, resultando por lo tanto indispensable determinar su alcance.