Las grandes áreas metropolitanas de Latinoamérica presentan, a comienzos del siglo XXI, procesos cada vez más acelerados de dispersión urbana. Este crecimiento de los territorios urbanizados, en su devenir, va generando un movimiento centrífugo, que esparce “retazos de ciudad”, en archipiélagos pseudo-urbanos en medio de entornos rurales. En la región metropolitana de Buenos Aires (RMBA), se observa que su expansión no sólo fragmenta los territorios, sino también el entramado social. Del tejido inclusivo tentacular que fue configurando este espacio desde mediados del siglo XX mediante la suburbanización de los sectores populares, a la suburbanización insular de sectores medio altos que se autoexcluyeron en enclaves de lujo en los ’90, hay un cambio de paradigma. Podemos afirmar que mientras las condiciones de movilidad han promovido la integración de municipios periféricos con la ciudad central, al interior de los mismos, esa movilidad se transformó en un factor de diferenciación de clases sociales con respecto al acceso a algo que debería ser inherente a todos los habitantes: el derecho a la ciudad. Por ende, nos focalizaremos sobre la sub-región sur de la RMBA, que en los últimos tiempos ha recibido numerosos desarrollos privados, mientras experimentó una activa dinámica de crecimiento en las localidades existentes; remarcando que se vislumbra una relación dialéctica de integración/exclusión entre la urbanización privada y las localidades pre-existentes. Cabe preguntarse, entonces, acerca de las estrategias a implementar para repensar la integración socio-territorial de estos escenarios y para discutir políticas que aborden la problemática común del desarrollo urbano con equidad e inclusión.