Las ciencias sociales contemporáneas han puesto en evidencia la urgencia de reflexionar sobre los procesos de formación ciudadana, como alternativa de solución a las actuales situaciones de violencia, exclusión, corrupción política, intolerancia, indiferencia y desigualdad presentes en la historia de los países latinoamericanos. En el marco de dicha reflexión, se interroga por la formación que brinda la universidad y se cuestiona el cumplimiento de su función social, en tanto agente y medio de socialización; esto es, se inquiere sobre su identidad en cuanto espacio privilegiado para la búsqueda cooperativa del bien común, para la formación de la opinión pública y la voluntad de los ciudadanos En ese contexto emerge la preocupación por la responsabilidad social de la universidad, por los efectos que sus funciones misionales tienen sobre el contexto social, económico y cultural. Partimos de identificar la universidad como una institución social con la clara responsabilidad en la formación, no sólo en profesiones y disciplinas desde lo científico y técnico, sino también en la formación de carácter humano, y por ende, ético, político y moral. En este sentido a la universidad le corresponde orientar su quehacer hacia la consolidación de una sociedad solidaria y autogestionada fortalecida por un espacio público deliberativo e incluyente. Es en este espacio de reflexión y saber en donde debe constituirse la complementariedad entre el progreso material y la igualdad de derechos y obligaciones en lo público y en lo político. Se busca, entonces, reflexionar acerca de la Responsabilidad Social de la universidad desde una mirada crítica a las elaboraciones que sobre este tema han surgido en el debate contemporáneo, con el ánimo de analizar su alcance y sus limitaciones a la luz de los procesos de formación ciudadana que, en la práctica, allí tienen lugar .