Vivimos una peligrosa crisis del capitalismo y de la civilización. No solamente se trata de una crisis económico-financiera sino además cultural que afecta subjetividades e instituciones, poniendo en riesgo la evolución de la especie cultural. La acumulación innecesaria de capital, la producción de bienes de baja calidad para estimular el consumo, las condiciones de precarización y de exclusión que no respetan la legislación laboral y los recursos humanos. La sociedad de control no vigila con eficacia sino que se familiariza con lo siniestro en una proliferación de la condición de objeto con incremento del sufrimiento pasivo y cómplice de la manipulación. El conocimiento científico como producto del proceso de investigación requiere mayor aplicación para resolver los problemas reales de la comunidad y del funcionamiento de las instituciones privadas y públicas. Existe una elevada contradicción entre el saber y la práctica, pues la calidad de vida no pasa por la acumulación. El análisis cualitativo puede agregar mayor sentido que el análisis cuantitativo en los procesos de la investigación científica. La universidad se incluye entre las instituciones en crisis; es necesario depurarlas en cuanto a su funcionamiento. La invención creativa utiliza los recursos existentes y parte de las condiciones materiales. Es necesario superar el temor y mejorar la calidad de las relaciones humanas desde la posición de sujeto conciente en dirección al acto performativo y la alteridad ética entre el pensamiento y la acción en la relación con el prójimo y consigo mismo. La interpelación produce efectos de conciencia y de actos.