Desde de las perspectivas heterogéneas de Joaquín V. González, Gino Germani y Juan José Hernández Arregui, se pretende configurar la lógica de la construcción de la identidad nacional desde la perspectiva del debate “civilización” y “barbarie”, a partir de la participación político de un grupo social, como las clases medias, durante el período 1920-1960. Desde la postura de Joaquín V. González, se configura a las clases medias como los “sectores sanos” de una sociedad rodeadas de trabajadores, clase obrera compuesta por extranjeros indeseables, cargados de ideas anarquistas o revolucionarias. En este sentido, las clases medias eran portadoras de una conciencia que a modo de dique de contención, actuaba frente a la barbarie representada por las ideas extremistas. En los años ´50, Gino Germani, reinterpreta el carácter y la función desempeñada por las clases medias, resultado visible del proceso de modernización vivido desde finales del siglo XIX. Cultura y educación se definían como caracteres distintivos de ésta clase que permitían diferenciar a los “decentes” de los que no lo eran (identificados con la barbarie). Por último, en la década del 60, Juan José Hernández Arregui postula que las clases medias se encuentran “asustadas y fastidiadas” por las mejoras logradas por los sectores populares, y ante la carencia de una identidad propia, no hace más que moldear una estructura de la cual es parte pero que a la vez reniega. En este esquema, la barbarie estaría representada por el imperialismo y las clases dominantes cuyos intereses concuerdan con esta relación de dependencia.