Examinaremos la práctica clínica del diagnóstico, entendida como una lectura del cuerpo. La semiología médica es la disciplina que funda en la Grecia clásica el estudio de los signos. Pero, como ha explicado Foucault, en el siglo XVIII, un viraje en la matriz epistémica conformó una 'mirada' bajo la cual declina la interrogación semiológica. Los sofisticados medios de diagnóstico por imágenes que ofrecen hoy 'evidencia empírica' apabullante sobre el cuerpo son efecto de esa mirada que, realmente, parece aplastar la densidad semiótica del diagnóstico. Las prácticas de la 'salud' resultan así altamente funcionales al negocio de la enfermedad. Que el médico confíe más en el aparato de 'visualización' técnica que en su propia capacidad interpretativa, es parte de una matriz epistémica que en un mismo movimiento, desconoce y obstaculiza el esfuerzo semiológico; y constituye a la vez una fenomenal operación ideológica, indispensable para la industria de la tecnología médica. Afortunadamente, como todo resto, como todo saber excluido, los problemas de la interpretación retornan insistentemente descalabrando con su irrupción los órdenes dados, aquí y allí, en el consultorio, en el hospital; cuando el médico se encuentra solo, con su saber y su paciente. En tales situaciones, y en contra de los saberes aceptados por la ciencia médica, la práctica clínica del diagnóstico emerge como una interpretación, como una lectura, como semiosis antes que como contrastación empírica. Nos proponemos sostener esta hipótesis examinando algunas situaciones concretas desde los aportes de las ciencias del lenguaje.